logo

Historia / History

HISTORIA

La idea de los Lideres Cristóforos comenzó a filtrarse en la mente del Padre James Keller en la década de los 30s cuando se desempeñaba como sacerdote Maryknoll y se preparaba para ir a una misión a Asia (o por lo menos eso creía) y estar envuelto activa y fervorosamente en la conversión del mundo a Cristo. El padre Keller vio una gran necesidad de trabajo misionero en el área de Nueva York, justo donde se encontraba trabajando diligentemente en su habilidad de recaudación de fondos. Visitando parroquias para recaudar dichos fondos, se dio cuenta por una parte, que muchos hombres y mujeres decentes, con buenas intenciones, y llenos de fe, estaban dormidos en sus ocupadas actividades, mientras por otra parte, una pequeña minoría, con su humanismo secular, estaban ganando más en las escuelas, las empresas, el gobierno y los medios de comunicación. Es así que el padre Keller, adopta un antiguo proverbio chino: “Es mejor encender una vela que renegar de la oscuridad”, y señala que la responsabilidad personal, combinada con la voluntad de entrar en el mercado de las ideas con coraje y convicción, era todo lo que se necesitaría para ganar el día de la luz. La luz es siempre más fuerte que la oscuridad. Pero para que esto sea cierto, debemos tener el valor de hablar y desarrollar la habilidad para dirigir a otros. Al final de la Segunda Guerra Mundial, el padre Keller inició formalmente el movimiento llamado “Christophers” (Cristóforos). La palabra “Christopher” (Cristóforo) proviene del griego Χριστόφορος (Khristóphoros), que en su variante en español es Cristóbal, un nombre propio masculino de origen griego, que significa portador de Cristo, el que lleva a Cristo. Los Cristóforos buscarían entonces motivar a hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida mediante los principios judeo-cristianos y ser capaces de transformar el mundo que les rodea. La misión principal de los Cristóforos era difundir la buena noticia a través de los medios de comunicación.

En 1949, el padre Keller, fundador de los Cristóforos le propone al Arzobispo de Detroit Edward Mooney patrocinar una “Escuela de Orientación Profesional” en la Arquidiócesis de Detroit y así, los principios de los Cristóforos encontraran una aplicación concreta. Para ese entonces, un buen amigo del padre Keller, el padre Bresnahan quien ya era un líder Cristóforo comprometido, fue abordado por algunas mujeres devotas. Los feligreses estaban preocupados porque los dirigentes sindicales estaban defendiendo una posición comunista fuerte. Las mujeres sentían que los dictámenes no reflejaban la filosofía de la mayoría. Pero mientras los dirigentes sindicales eran lisos y elocuentes, las mujeres carecían de la confianza para hablar en las reuniones y expresar sus opiniones.

A mediados de 1951, era evidente para el padre Bresnahan que habían ya muchas personas en los campos vitales de la educación, el gobierno, los negocios, el trabajo, los servicios de eventos sociales y las ciencias con ideas que valían la pena; pero no eran activos portadores de Cristo, simplemente porque carecían de la confianza para hablar frente a un grupo y no sabían cómo tomar la iniciativa.

En respuesta a una solicitud específica para ganarse la confianza de hablar delante de un grupo de trabajo, el padre Bresnahan se asoció con entrenadores e instructors profecionales para desarrollar el primer Curso de Liderazgo Cristóforo. Pensó que sería un programa de una sola vez. El curso fue muy eficaz y popular, que luego se tenía una lista de espera y se extendió a otras parroquias. El curso fue impartido en su totalidad por instructores voluntarios bien entrenados, con un profundo deseo de difundir el mensaje, continuar perfeccionando su confianza y habilidades de liderazgo y dar a otros los beneficios que habían disfrutado de este programa.

No hay necesidad de entrar detalladamente en la historia de las diferentes personas y organizaciones que participan en la difusión de esta formación a través de los EE.UU. (en Español e Inglés), Canadá, Centro América, Sur América, y Corea. Basta con sólo decir que todo esto ha sido posible gracias a la gran dedicación de muchos líderes Cristóforos, a quienes debemos una enorme deuda de gratitud. Lo que hay que subrayar, sin embargo, es el hecho que la necesidad de este programa, hoy es más grande que nunca. La verdad del ideal Cristóforo es simple y fácil de entender, y su metodología de formación trabaja tan efectivamente hoy como lo hizo hace 65 años. Usted es parte de una red de personas quienes se reúsan a permitir que la oscuridad de las búsquedas egoístas y las actividades intolerantes te cieguen frente a la bondad sin límites, la cual es posible cuando vemos y reconocemos lo mejor de sí en cada individuo, cuando trabajamos juntos para lograr ser sal y luz para el mundo. Como el padre Keller recordó constantemente a su rebaño: “¡Tú puedes cambiar el mundo!”. Y si no eres Tú, ¿Entonces Quién?

 


HISTORY

The idea for the Christophers began to percolate in the mind of Father James Keller in the 1930’s. He was working as a Maryknoll priest and preparing to go on a mission to Asia (or so he thought), to be actively involved in converting the world to Christ. Diligently working in his fundraising capacity, Father Keller noticed a great need for mission work right where he was in the New York area. He was visiting parishes to raise funds and he noticed that well-meaning, faith filled, decent men and women were asleep in their busy pursuits while a small vocal minority was having their secular humanist viewpoint win over in schools, business, government, and media. Father Keller adapted an ancient Chinese proverb, “It’s better to light one candle than to curse the darkness.” He noted that personal responsibility combined with the willingness to go into the market place of ideas with courage and conviction was all it would take to win the day for light. Light is always stronger than darkness. But for this to be true, we must have the courage to speak up and develop the skill to lead others.

At the end of the Second World War, Father Keller formally began the movement called the Christophers. The word “Christopher” is derived from the Greek word, Christophoros, meaning Christ-bearer. The Christophers would seek to motivate men and women in all walks of life to bring Judeo-Christian principles to bear on the world around them. The Christophers primary mission was to spread the good news through media.

In 1949, Father Keller, founder of the Christophers asked Archbishop Edward Mooney of Detroit to sponsor a “Career Guidance School in the Archdiocese of Detroit so that the principles of the Christophers would find concrete application.

Father Bresnahan, a good friend of Father Keller’s and already a committed Christopher Leader, was approached by some women parishioners. The parishioners were concerned because the labor union leaders were advocating a strong communist position. The women felt the views did not reflect the philosophy of the majority of the rank and file members. But the union leaders were smooth and eloquent and the women lacked the confidence to speak up at the meetings. In response to this request, Father Bresnahan partnered with professional training instructors to develop the first Christopher Leadership Course. He thought this would be a one-time program. The course was so effective and popular, that it soon had a waiting list and spread to other locations. The course was taught entirely by well-trained volunteer instructors, with a deep desire to spread the message, continue to hone their confidence and leadership skills and give others the benefits they had enjoyed from this program.

In mid-1951, it became obvious to Father Bresnahan that there were many people with worthwhile ideas already in vital fields of education, government, business, labor, socials services and science who were not active Christ bearers simply because they lacked the confidence and know-how to take the initiative.

There is no need to go into the history of the different people and organizations involved in spreading this training across the US (in Spanish and English), Canada, Central and South America and Korea. Suffice it to say this was only possible through the great dedication of many Christopher Leaders to whom we owe a tremendous debt of gratitude. What needs to be stressed, however, is the fact that the need for this program is greater than ever. The truth of the Christopher ideal is simple, easy to grasp and the training methodology works as effectively today as when it began. You are part of a network of individuals who refuse to allow the darkness of self-serving and narrow-minded pursuits to blind you to the limitless goodness that is possible when we see the best in one another and work together to bring that light into the world. If not You, Who? As Father Keller constantly reminded his flock, “You CAN change the world!”